sábado, 30 de noviembre de 2013

DEBATE DEL MES: NOVIEMBRE 2013
















               
“El aprendizaje en la escuela debe ir dirigido a formar personas autónomas, críticas, con pensamiento propio.”

Buen eslogan para una reforma, aunque parece que buena parte de las medidas adoptadas estuvieran ideadas justamente para conseguir lo contrario. Por no mencionar el hecho de que esta reforma quizá no suponga realmente una clara mejora respecto de la legislación objeto de reforma en aspectos tales como los que resalta en su introducción: mayor posibilidad de elegir y por tanto menor fracaso por la flexibilidad que contiene, diversas pruebas de diagnóstico (para mejorar la calidad sin disminuir la ratio) entre primaria y secundaria, de las que algunas son vinculantes y otras no (a promoción y titulación). Finalmente, la propaganda inevitable a las TIC y el plurilingüismo que queda en eso, mera propaganda, empeorando si acaso la situación actual, sobre todo en el ámbito de las TIC.

1.       ¿Por qué decimos  que esta reforma no potencia el desarrollo de personas autónomas, críticas, con pensamiento propio? La reforma educativa comienza eliminando dos materias de la ESO y una de bachillerato basadas en el reconocimiento de la autonomía personal y la responsabilidad ciudadana fundada en la reflexión crítica, el compromiso democrático y la tolerancia y desoyendo las recomendaciones de la UNESCO ( Programa “Aprender para el S. XXI”) y de la ONU (“Proyecto revisado del plan de acción para la primera etapa -2005-2007- del programa mundial para la educación en derechos humanos”).  Nos referimos a la Educación para la Ciudadanía de tercero de la ESO, materia que contaba con una hora semanal y la Educación Ético Cívica, que contaba con dos, así como la Historia de la filosofía de segundo de bachillerato, asignatura dedicada al análisis profundo de los problemas clave de la humanidad desde sus orígenes hasta la actualidad ,desde la raíz y asomándose a nuestro horizonte futuro “sobre hombros de gigantes”. El argumento mantenido desde hace años y que se ha esgrimido para justificar tal eliminación ha sido el de un supuesto “adoctrinamiento” desde dichas asignaturas. Y claro, ahora habría que aclarar varias cosas. Primero, que una materia donde se fomenta la reflexión, la crítica, el razonamiento lógico para defender tesis, el debate y la apertura de miras no es desde luego el mejor marco para adoctrinar. Pero como, al fin y al cabo, adoctrinar es muy fácil, podría ser que como en matemáticas, historia, biología, música o literatura, se acabaran vertiendo en el alumno “doctrinas”. Claro que eso ya no depende de la materia, sino de quien la imparte, y la solución a esto ya no resulta tan aceptable, sobre todo cuando paralelamente se obliga a los alumnos a “escoger” entre doctrina cristiana o valores ciudadanos y constitucionales. No sé, pero para un alumno, tener que elegir entre aprender ser un buen ciudadano y ser fiel a su religión no debe ser fácil. Supongo que para un padre, que se lo debería tomar con menos ligereza y frivolidad que un estudiante adolescente, la cosa se pone al menos paradójica. A menos que se tenga muy claro que lo que tu hijo aprende en religión católica es al menos lo mismo que lo que aprenden los de la otra opción. Y entonces no entendemos la duplicación de materias. O bien que los valores ciudadanos y constitucionales están un escalón por debajo de las leyes de la iglesia, perteneciendo al mismo campo (es decir, incluyen el anterior y ofrecen un plus). Realmente la reforma educativa llega a decir que el alumno que quiera cursar las dos puede hacerlo. Pero a nadie se le escapa que ningún alumno quiere horas de más y que a nivel organizativo eso es un lío de los gordos.
2.       ¿Mejora la reforma porque tenemos mayor posibilidad de elegir? Esta afirmación se basa sobre todo en la creación de dos itinerarios diferentes para realizar 4º de ESO (con carácter “propedéutico”), dentro de uno de los cuales existen a su vez dos posibilidades. Es decir, los alumnos, cuando llegan a cuarto de secundaria podrán optar por un cuarto de “enseñanzas académicas” o bien por un cuarto de Iniciación a la Formación Profesional. Los dos conducen a la obtención del título de la ESO y la única diferencia sobre el papel en cuanto a asignaturas troncales es que los alumnos del cuarto de Enseñanzas Académicas deberán cursar las “Matemáticas Orientadas a Enseñanzas Académicas”, mientras que los que están en “Iniciación Profesional” harán lo propio con “Matemáticas Orientadas a las Enseñanzas Aplicadas”. Desconociendo ahora mismo el contenido exacto de dichas materias, la situación no difiere mucho de la actual en cuanto a que en cuarto, los alumnos que quieren hacer un bachillerato de ciencias deben matricularse en matemáticas B y otras materias como Física y Química, es decir, más dirigidas a este tipo de bachillerato, mientras que los alumnos que vayan a  proseguir sus estudios por otra opción, se matriculan en las llamadas “matemáticas fáciles” o A y asignaturas como Latín o Plástica y Música. En cuanto a las materias de opción, las posibilidades, en el caso de la variante “académica”, están bastante cerradas y vinculadas al bachillerato que se vaya a elegir posteriormente (Biología y Geología/ Física y Química entre otras para los alumnos que quieran cursar el Bachillerato Científico y Latín, Matemáticas aplicadas a las CC. SS y otras para los que hagan el de Humanidades y CC.SS). En la variante “profesional” tenemos mayor opcionalidad, desde Música a Educación Plástica pasando por Cultura Clásica o Artes Escénicas.
Cualquiera que ahora mismo imparta clases en tercero y cuarto de la ESO sabrá identificar sin mucha ayuda en estas dos variantes anteriormente mencionadas los tres itinerarios que ya suelen seguir los alumnos en función de su evolución académica hasta ese curso y de sus expectativas de futuro. La diferencia, que no es poco importante, está en que ahora  mismo los alumnos pueden no sólo obtener el título de la ESO, sino proseguir una vez obtenido este por la vía que más les interese, escuchada la valoración y orientación del equipo educativo y orientación. Si bien es cierto que los alumnos que han cursado un cuarto de “de ciencias” o de “humanidades” (incluyendo el latín) suelen matricularse en el bachillerato de la opción elegida en cuarto (opción que les sirve para adquirir conocimientos y habilidades que desarrollarán e implementarán en el bachillerato); y que los alumnos que no hacen cuarto por ninguna de estas ramas  suelen elegir un bachillerato de ciencias sociales o un ciclo formativo, no obstante, la opción escogida en cuarto no les cierra las puertas para futuras opciones. Puede que se las dificulte, pero no se las cierra. Sin embargo, a pesar de hablar de mayor optatividad y flexibilidad, la reforma educativa limita el acceso de los alumnos según la vía por la que hagan 4º. Es decir, los alumnos que cursen el 4º de Enseñanzas Académicas y que se examinen de la evaluación final por dicha opción podrán optar a un bachillerato, mientras que los que cursaron la rama “aplicada” y realizaron la evaluación final en dicha modalidad no podrán acceder a bachillerato, sino a ciclos formativos.
Además, la prueba nacional de Evaluación Final de cuarto se mira con cierta sospecha por parte de los docentes por diversas causas. Para empezar, porque choca frontalmente con la atención a la diversidad. Si los exámenes son los mismos, ¿tendrán las mismas oportunidades de titular alumnos que por sus circunstancias sociales, económicas, familiares u otras hayan recibido una enseñanza adaptada a su diversidad? Tengamos en cuenta que hay centros enteros que podrían verse afectados por esta circunstancia y a los que después se les pedirá una rendición de cuentas por los resultados. Por otro lado, el contenido de las pruebas y su diseño corre a cargo del Estado, pero de la realización de las mismas y de su corrección no se sabe aún quién se hace cargo. Si los centros disponen de esas pruebas con anterioridad, ¿no se pueden trabajar, por decirlo de alguna manera, con anterioridad falseando así el resultado? Hay quien apunta incluso a la posibilidad de que los centros privados, empujados por los requerimientos de algunos padres-clientes, alcancen de alguna manera no ortodoxa mejores resultados.
3.       En cuanto al bachillerato no hay grandes cambios en primero, aunque es llamativo que los alumnos ya no tengan que elegir entre Religión y alternativa (igualmente en segundo), ya que la Religión aparece como una optativa más entre 12 posibles. Sin embargo, en segundo de bachillerato desaparecen de las troncales asignaturas como Historia de la Filosofía (extraño para una reforma que propugna la reflexión y la autonomía de pensamiento). Al finalizar el bachillerato los alumnos no obtendrán el título de bachillerato, sino que tendrán que superar una prueba nacional en la que se examinarán de las troncales y de algunas específicas salvo Religión y EF. La nota del bachillerato se ponderará como mínimo con un 60% y la de la prueba nacional con un 40%. Y en este punto nos encontramos con los mismos problemas que en el caso de la Prueba Nacional de 4º. Sin embrago, algunos docentes consideran que en este caso la gravedad es menor ya que se trata de estudios de grado medio optativos. En cualquier caso también está la opinión de quienes sostienen que con este tipo de pruebas aumentará el nivel de preparación e implicación de alumnado, familias y profesorado ya que el tener que enfrentarse a una prueba externa a la que se vincula la titulación supone un reto para todos.
4.       En lo que respecta a la formación profesional, seguirán los tres modelos, la básica, media y superior. Se accederá a la básica si se tienen cumplidos los 15 años durante el año natural en curso o no se superan los 17 en el momento del acceso o durante el año natural en curso; haber cursado el primer ciclo de ESO sin estar en condiciones de promocionar a 4º o excepcionalmente haber cursado el 2º curso de ESO. El acceso a ciclos de grado medio se producirá si se está en posesión de la Titulación de Graduado en ESO, Título Profesional Básico, Título de Bachiller o superior o estar en posesión de haber superado todas las materias del bachillerato. Haber superado un curso de formación específico para ciclos de grado medio y tener 17 años cumplidos en el año de finalización del curso. El acceso a los ciclos formativos de grado superior se realizará si se posee el título de bachiller, un título de ciclo superior, la acreditación de haber superado todas las materias del bachillerato y, además, superando una prueba de acceso. O bien superando dicha prueba si se tienen 19 años cumplidos en el año de realizar la prueba. La titulaciones que se obtienen a través de cada ciclo son las mismas que antes de la reforma.
5.       Queremos hacer referencia a la constante alusión a las TIC y al plurilingüismo sin proponer nada concreto que mejore la situación actual de ninguna de las dos. Reiteradamente se habla del uso de las nuevas tecnologías en la enseñanza y de que en las clases de primera lengua extranjera se use el castellano como apoyo. Dicho así podría parecer que actualmente las clases de primera lengua extranjera se imparten en español (esperemos que no) y que los alumnos no cuentan con programas de asistentes extranjeros, como en realidad ocurre. Además, numerosos centros participan del bilingüismo. En cuanto a lo de las TIC, si la cuestión es usarlas, eso ya se hace o se puede hacer al menos. Incluso evaluamos las competencias en TIC y existen en diversos cursos asignaturas relacionadas con ellas, como informática y tecnología. Sin embargo, con la nueva reforma educativa la asignatura de Tecnología queda mermada.
6.       Por último nos gustaría hacer un análisis exhaustivo del papel del Consejo Escolar o de la dirección de los centros, cosa que supondría empezar por explicar todo el contenido de la reforma. Nos haremos eco, para que sirva de espoleta al debate, de dos medidas:
a)      Un paso velado en defensa de los centros que ofertan educación diferenciada por sexos al dejar claro que no constituye discriminación. Está claro que si se les enseña lo mismo y de la misma manera no constituye discriminación en cuanto a los contenidos, pero en cuanto a los procedimientos y actitudes mantenidas en dichos centros en el proceso de enseñanza aprendizaje, así como de la privación de la posibilidad de aprender en igualdad como humanos, cooperando, tratando al otro como un igual y superando las diferencias de género (el sexo es una cuestión biológica y como tal ha de ser entendida), de eso no se habla.
b)      Los directores de centros que participen en proyectos de calidad podrán:
-          Establecer requisitos y méritos específicos para los puestos ofertados de personal funcionario docente, así como para la ocupación de puestos en interinidad.
-          Rechazar, mediante decisión motivada, la incorporación a puestos en interinidad de personal docente proveniente de las listas centralizadas.
-          Cuando exista vacante y financiación adecuada y suficiente, proponer de forma motivada el nombramiento de profesores que, habiendo trabajado en los proyectos de calidad, sean necesarios para la continuidad de los mismos.


Mª del Carmen Merchán
Profesora en el IES Los Álamos

1 comentario:

  1. Completo y exhaustivo análisis de los cambios de la LOMCE en Secundaria. Me gustaría introducir un comentario para provocar el debate: La Lomce supone una clara disminución de la comprensividad en la ESO y un adelanto importante de los itinerarios diferenciadores. ¿Realmente la mayoría del profesorado de Secundaria se opone a esa disminución y ese adelanto? O mas bien lo apoya aunque en realidad usaría otros medios pero, en el fondo, están de acuerdo con el fin último.

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